Miguel Delgado Estévez: “La honestidad paga bien”

Más allá de ser un gran músico y locutor, este guariqueño ha aprendido que los galardones de la vida se ganan con trabajo honesto, ese que nace de aquellos que dan desde la alegría

Por Eudomar Chacón Hernández

Miguel Delgado Estévez bromea diciendo que nació enmantillado y que es un músico que vino importado en vientre. En honor a la verdad, tiene razones para pensarlo: no sólo creció en una prolífica familia de músicos, entre ellos Antonio Estévez (su tío) y Raúl Delgado Estévez (su hermano); también se ha topado, a lo largo de sus 79 años de edad, con un montón de reconocimientos y oportunidades de oro, producto de su trabajo.

“La vida me ha enseñado que la honestidad paga bien”, reflexiona. Probablemente ese sea el secreto que lo ha llevado a ser quien es: uno de los guitarristas más reconocidos del país, integrante de El Cuarteto ―agrupación emblemática de la historia de la música instrumental venezolana―, con una gran carrera como locutor, profesor y biólogo.

Delgado Estévez (Calabozo, Guárico, 18 de junio de 1944) no tiene memoria de su primer encuentro con la música, pero sí recuerda a su abuelo tocando el cuatro, a su mamá cantando y, sobre todo, a su tío Antonio, el compositor de la Cantata Criolla, quien los visitaba en vacaciones, y siempre llegaba a la casa con algunos miembros del Orfeón Universitario de la UCV.

“Mi primer contacto de impacto emocional con la polifonía fue con estos jóvenes. Ellos se sentaban en el patio de la casa a cantar y me enseñaban la voz de la soprano de algunas canciones corales, para que las cantara con ellos, mientras hacían la voz del tenor o del barítono. Era una cosa tan mágica”, comentó.

Desde entonces, el canto coral estuvo presente en su vida. En una ocasión, cuando ya tenía 17 años y vivía en Caracas con su mamá y sus hermanos, el maestro Inocente Carreño los invitó a él y a su hermano Raúl a cantar junto al Orfeón del Liceo Juan Vicente González en un aniversario del Orfeón Universitario.

“Para ese momento, ya mi tío Antonio había dejado la dirección de la agrupación, y en su lugar estaba Vinicio Adames. El día del concierto varios miembros del Orfeón me pidieron que audicionara, aunque todavía fuera menor de edad. Así lo hice: presenté mi prueba y quedé. No puedo explicar lo que sentí el día que me puse el uniforme por primera vez. Fue una experiencia inolvidable”. Formó parte de la agrupación por varios años, y al sol de hoy sigue manteniendo una estrecha relación con el coro.

A pesar de que, obviamente, la música se le daba con facilidad, Delgado Estévez decidió estudiar Biología en la UPEL, motivado, en buena medida, a que, en su familia, siendo ellos artistas, no querían que él fuera músico. Le decían, irónicamente, que al músico no le iba bien en la vida, que mejor se dedicara a otra cosa.

Lo que es del cura…

Dicen que cuando algo es para ti, ni que te quites lo puedes evadir. Delgado Estévez, quien decidió dedicarse al campo científico y a la enseñanza, recibió un día una llamada de parte de una agencia de publicidad para ofrecerle un puesto como asesor de un proyecto titulado “Lo tradicional de nuestras generaciones”, de Industrias Pampero.

El guariqueño, quien estaba a punto de comenzar a trabajar en un equipo de la UCV dedicado a investigar sobre el lupus eritematoso sistémico, entendió que esa llamada era la misma vida recordándole su destino. Declinó entonces la invitación de la universidad y aceptó la de la agencia.

Así, pues, desarrolló una estrategia enfocada en mostrar la cara de cultores venezolanos, cuya música la gente conocía, pero que no sabían quién era su autor. Eso significó para Delgado Estévez sacar los libros de música que tenía guardados en el armario, para poder hacer los arreglos musicales.

“Los primeros cinco programas estuvieron dedicados a Antonio Lauro, Otilio Galíndez, Luis Mariano Rivera, Rafael Rincón González y Luis Laguna, y mostramos aquellas canciones de ellos que habían estado de moda en ese momento. Cuando el proyecto salió, fue un boom, y significó un hecho importante en mi vida”.

Fue así como entendió que no podía evadir la llamada del destino: la música siempre sería parte de su historia.

Y como la música, la locución. Desde que el guariqueño entró en la cabina de radio por primera vez, no ha dejado de estar ahí. En su trayectoria cuentan programas como “A Kiss Entrenos”, junto a su hermano Raúl Delgado Estévez; “Divagancias”, con Pedro León Zapata y después con Laureano Márquez; “Cuentos de camino”, con Valentina Quintero; e “Improvisando”, segmento semanal en el programa de Román Lozinski, por Circuito Exitos 99.9 FM.

Hoy por hoy, cuando ya está cerca de cumplir ocho décadas en este plano, y al ver todo lo que ha logrado a lo largo de su carrera, Miguel Delgado Estévez afirma que su vida ha sido un enorme privilegio, y que el éxito no es más que es el reconocimiento al trabajo honesto. “Mi mamá siempre decía que yo nací enmantillado, porque he sido una persona con mucha suerte. Creo que me ha ayudado el ser extrovertido, pero sobre todo que en mi léxico de vida, la palabra ‘corrupción’ no existe”.

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