Desde su fundación, a finales del siglo pasado, se ha caracterizado por ser una casa de estudios enfocada en las ciencias sociales. La llegada de una nueva sede pudiera significar la apertura de más profesiones
Por Eudomar Chacón Hernández
Foto Iván Fraga
Un grupo de estudiantes está a punto de grabar su podcast semanal en uno de los estudios de radio, mientras, a pocos metros, varios alumnos participan en un torneo deportivo. En el auditorio, la coral ensaya el Gaudeamus Igitur, y en el cafetín, cuatro jóvenes debaten sobre la tarea que deben entregar en su próxima clase. Cuando se camina por los pasillos de la Universidad Monteávila se respira un ambiente de familiaridad.
“Lo que me encanta de estudiar acá es que me siento como en el colegio, sólo que es mucho más cool”, dice una chica. Tiene sentido: esta alma máter está concebida para que un alumno avance en la carrera con la misma promoción con la que ingresó a la universidad. Es una estrategia que ayuda en la construcción de amistades sólidas.
Se trata de una comunidad pequeña, si se compara con el número de miembros que tienen otras universidades, pero desde que abrió sus puertas, en 1999, no ha parado de expandirse. “Tenemos vocación de grandeza, y poco a poco, sin detenernos, hemos ido creciendo y procurando los más altos estándares en la formación de nuestros alumnos”, señaló el rector, Guillermo Fariñas.
En sus palabras, la Monteávila busca exponer a los estudiantes a un conjunto de conocimientos que les ayude a ser más reflexivos, a cultivar el gusto por la sabiduría y a preguntarse el por qué de las cosas: “Nuestro enfoque en la enseñanza es sapiencial. Nos interesa que los alumnos vayan más allá de los hechos externos, y busquen el sentido de todo. Que entiendan que la profesión es un servicio a la sociedad”.
Nuevos horizontes
Actualmente, la universidad alberga a más de 700 estudiantes, entre pregrado y postgrado. Por ello, y aunque acogedora, su sede de siempre, en Boleíta, se ha ido quedando pequeña de cara a la expansión y para satisfacer la alta demanda de bachilleres que aspiran a profesionalizarse en este recinto.
Mientras llega ese gran campus con el que su directiva ha soñado desde los inicios, actualmente se alistan para abrir una nueva sede, ubicada en la urbanización Lomas del Sol. Es un edificio de 12.547m2, al que se le dará vida a partir del próximo septiembre, con la llegada de los nuevos ingresos y el traslado de todos los estudiantes de pregrado.
La casa de estudios seguirá ofreciendo las cuatro carreras de siempre: Comunicación Social, Educación, Derecho y Administración, y está en negociaciones para abrir Economía y tres Ingenierías (Mecatrónica, Telemática e Informática de Ciencias de Datos).
“Sabemos que hasta ahora somos considerados como una universidad de Ciencias Sociales. Con la incorporación de estas nuevas profesiones, ampliaremos el espectro, y nos encargaremos de que esos nuevos ingenieros tengan los mismos principios humanísticos que, hasta ahora, imperan en nuestros egresados”.
