Alfredo Cohen: agradecido con Venezuela

Freddy lo llaman los amigos. Es el quinto de seis hermanos. Dirige la Constructora Sambil y está profundamente orgulloso de sus raíces y todo lo que su padre, el Ing. Salomón Cohen Levi, fundador de la empresa familiar (1958), le ha inculcado.

Es ingeniero civil egresado de la Universidad Metropolitana, no hizo postgrado; sin embargo, es apasionado y autodidacta, asistió a muchos cursos de centros comerciales, ferias, exposiciones y clases magistrales que le han permitido desenvolverse eficientemente.

Su visión se basa en las buenas prácticas y en el agradecimiento por lo que Venezuela le dio al ingeniero Salomón: la oportunidad de prepararse profesionalmente a pesar de sus humildes orígenes. “Nuestros padres, nos enseñaron a trabajar con mucha sinceridad. A ser muy correctos y justos en los negocios. Diría que la honestidad es de herencia familiar. Mi papá nos daba ciertos consejos, aprendimos a despertarnos temprano y a ser responsables. El hecho de poder contar con su aprendizaje, y el de mi mamá, impulsó el surgimiento de la empresa y su buen posicionamiento. Hacemos cosas diferentes y la gente, que está esperando algo más de nosotros, lo recibe”, reveló.

Empresa familiar

Su papá fundó la Constructora Sambil, renunció a su trabajo como empleado de Banco Obrero, y se aventuró como joven emprendedor con apenas 30 años. Aprovechó la recién aprobada Ley de Propiedad Horizontal para construir su primer edificio “Grano de Oro”, aún en pie. Con las ganancias, siguió apostando al país. En los 70’s, después de 10 años en el negocio, comenzó a financiar directamente sus apartamentos. “Se hizo famoso por eso”, recordó Alfredo.

La semilla de la construcción fue sembrada y regada antes de cada paseo los fines de semana, todos los hermanos se dedicaron a la empresa. En la actualidad han desarrollado ocho centros comerciales y otras edificaciones.

Valores

Cohen cree en el trabajo y en sus colaboradores. “Queremos que nuestros empleados sepan que somos accesibles y que ellos son fundamentales, que sabemos los problemas que pueden tener. El trabajo y el ambiente laboral son muy importantes, porque al final de eso depende parte de la felicidad – alegó- y ese sentimiento de bienestar se traslada a cada desarrollo”.

Agregó: “Es un compromiso que sentimos con la ciudad, con nuestros vecinos, con la gente. Estamos pendientes que la pasen bien y tengan seguridad, servicios, baños en condiciones, que el estacionamiento sea amistoso. Sentimos ahorita que somos más públicos, no como antes que éramos una empresa que hacía apartamentos y los vendía. Ahora todos conocen un Sambil y las opciones que pueden encontrar en cada centro comercial”, explicó.

 

 

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