Desde Harvard, indican que hacer ejercicio en el agua es más beneficioso que hacerlo en tierra (y no se refieren sólo a nadar). «Los aeróbicos acuáticos y la natación ofrecen ventajas que no se pueden obtener en tierra. No sólo son más suaves para las articulaciones, sino que también fomentan una mayor flexibilidad y trabajan más músculos», indican desde su escuela médica.
Un reciente informe de la afamada institución de salud señala los muchos beneficios que tienen las actividades acuáticas, desde nadar hasta caminar en la piscina. «Fortalecen los músculos y el corazón, alivian la presión de las articulaciones y permiten un mayor rango de movimiento. El agua te detiene, por lo que perder el equilibrio nunca es una preocupación. Y también quema más calorías. Caminar en el agua durante 30 minutos quema un 50% más de calorías que el mismo ritmo en tierra», indicaron.
El entrenamiento de fuerza implica aumentar la resistencia, algo que siempre solemos asociar a coger peso (mancuernas, pesas…). Pero si nos metemos en el agua, basta con hacer cualquier movimiento para darte cuenta de que estás rodeada de contención. Además, la presión del agua en el cuerpo aumenta el gasto cardíaco.